Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

7.18.2011

Entre Pérez y Cabral



Hay otro cadáver. El cuerpo de quien en vida era Benedicto Arana Castillo, esposo de la ahora viuda Fidelina Boteo Pérez. Y me atrevo a decir que el sábado 9 de julio de 2011, hubo en Guatemala por lo menos quince asesinatos más porque ¿no es ese el pan nuestro de cada día en la nación sin paz perpetua? Claro, exceptuando la que se encuentra en los sepulcros.

El tiempo terminó en Xibalbá. Y el tiempo de los citados fue finiquitado no por un orden propio de la naturaleza del hombre, sino por la falta de respeto que hay, precisamente, a nuestra naturaleza. Irrespeto mostrado en el sistema predominante en los Estados modernos, el benefactor/mercantilista, que ha sido un fracaso, en el largo plazo, para alcanzar el objetivo que une a los miembros de una sociedad. Por el que delegan temporalmente su derecho a la defensa personal, y la de sus seres queridos, en ese ente al cual llamamos gobierno.

Por cierto, de la existencia de Arana Castillo (o, mejor dicho, del fin de su existencia, de su muerte) me enteré por un reportaje de Julie López que salió en el diario electrónico “BBC Mundo”, parte de la “British Broadcasting Corporation”, que no tiene nada que ver con “News of the World”, el centenario tabloide (como se identifica a las publicaciones que les encantan los chismes faranduleros), propiedad del ¿temido? magnate de las telecomunicaciones Rupert Murdoch, que hoy es el centro de un escándalo relacionado con escuchas ilegales que hizo personal del semanario. Escuchas que violan, al igual que las legales, los derechos individuales de los escuchados.

En fin, la digresión anterior la incluí por el motivo ulterior: resaltar lo que ya mencionaba en mi artículo pasado de que sólo si ocurre en nuestro territorio una tragedia lo suficientemente escandalosa, según el criterio de los editores de los medios, tal fue el caso del asesinato de Facundo Cabral, se va a conocer algo de lo que sucede en Guatemala en el resto del mundo: vamos  a ser parte de las news of the world. Patético. Lamentable. Frustrante.

Por supuesto, tan valiosa fue, para quienes los han amado, la vida de todos los que han sido asesinados, como lo fue la vida de Facundo Cabral. Sin embargo, les guste o no a los políticamente correctos, sí hay diferencia en la existencia de todo ser humano: somos únicos e irrepetibles, en palabras del mismo Cabral dichas en su último concierto. Y la diferencia la hacen las decisiones que tomamos sobre cómo vamos a vivir nuestra vida. Por algo le llamó Alberto Cortez a Cabral en un artículo en el periódico español “El Pais”: “El hombre que se inventó a sí mismo”.

¿Va a hacer alguna diferencia real en su vida la muerte de Cabral? Además de indignarse y sentir vergüenza de las condiciones de creciente incertidumbre en las que vivimos ¿va a hacer algo diferente? ¡Ojalá así fuera! No vaya a ser que la próxima víctima que se sume a las estadísticas criminales sea usted.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 18 de julio de 2011. La imagen la bajé de Internet.

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