Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

7.04.2011

Camino de servidumbre



Es el nombre de la obra que va a dar a conocer públicamente, más allá de los círculos académicos e intelectuales, al ganador del Premio Nobel de Economía de 1974, Friedrich A. Hayek. En este, probablemente uno de sus libros más breves, hace Hayek un llamado urgente a la gente para repensar las premisas sobre las cuales se pretende construir los sistemas políticos que van a normar las relaciones sociales y las consecuencias esperadas si estas premisas no van de acorde a la acción humana tal cual es y no como algunos quisieran que fuera.

Una reflexión, a mi parecer, timeless: tan valida en 1944, cuando se publica por primera vez, como lo es en el presente, motivo por el cual quiero compartir con ustedes algunas de las ideas elaboradas por Hayek, con la esperanza de que se animen a leer el texto completo:

“Hechos y teorías se convierten así en el objeto de una doctrina oficial, no menos que un criterio de valor. Todo el aparato para difundir conocimientos: las escuelas y la prensa, la radio y el cine, se usarán exclusivamente para propagar aquellas opiniones que, verdaderas o falsas, refuercen la creencia en la rectitud de las decisiones tomadas por la autoridad, se prohibirá toda la información que pueda engendrar dudas o vacilaciones… no habrá campo donde no se practique una intervención sistemática de la información y no se fuerce a una uniformidad”.

“Las doctrinas del nacionalsocialismo son la cima de una larga evolución [a mi parecer involución] ideológica… Desarrollaron su sistema con rigurosa consecuencia, y UNA VEZ SE ACEPTAN LAS PREMISAS iniciales no es posible escapar a su lógica”. Es importante notar que Hayek se refiere a las premisas colectivistas, propias del socialismo en general, que desprecian, entre otras cosas, al individuo como tal, aunque se vendan como humanistas.

“…el impulso del movimiento hacia el totalitarismo proviene principalmente de los dos grandes grupos de intereses: el capital organizado [los mercantilistas] y el trabajo organizado…si los empresarios [mercantilistas] pueden ver confirmadas sus aspiraciones durante un período de transición, no transcurrirá mucho tiempo antes de que se encuentren, como les sucedió a sus colegas alemanes [en la Alemania nazi], con que ya no son los dueños, sino que tienen que contentarse, en todos los aspectos, con el poder y los emolumentos que el gobierno quiera concederles”.

Hoy terminó una discusión de seis semanas en las que con un grupo de profesores de la Universidad Francisco Marroquín discutimos “Camino de Servidumbre”. Hoy tengo más evidencia de que es ese, lamentablemente, el camino que andamos en la mayoría de países del mundo. Hoy considero urgente invitarlos a rechazar el reino de la insensatez, y vivir como hombres y mujeres libres que usan su razón para pensar. Esclavo es aquel que trabaja para alguien en contra de su voluntad. ¿Nos hemos convertido, poco a poco, en esclavos de los gobernantes?


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 4 de julio de 2011. La imagen la bajé de la Internet.

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