No sólo es posible, es muy probable que Sandra Torres se
haya suicidado. Aclaro, políticamente. Alguien con tan alto porcentaje de
rechazo entre la población que sí vota, como es el caso de Torres, debiera ser
en extremo sensata a la hora de actuar. Sin embargo, era de esperar que fuera
víctima del hubris, por la emotividad
que caracteriza a las personas de ego frágil, como es el caso de la mencionada
candidata a Presidente del partido “Unidad Nacional de la Esperanza” (UNE).
Torres viene jugando con fuego desde tiempo atrás. ¡Cuántos cuestionamos
la pasividad de la CICIG frente a la UNE y su principal figura pública, Sandra
Torres! Cuando finalmente se animaron a presentar denuncias en el caso del
Transurbano, para sorpresa de muchos, la señora Torres no fue ni mencionada.
¿Así de astuta fue como para no dejar rastros de sus acciones durante el
gobierno de su exesposo, Álvaro Colom? Un gobierno en el cual ella mandaba,
según lo cuentan quienes formaron parte de esa administración. Todavía no me
trago el cuento de que es imposible probarle nada.
Luego, en febrero de este año, cuando presentan un nuevo
caso en el cual sí se le menciona, ahora por financiamiento electoral ilícito,
lo presentan absurdamente un día después de que ya Torres gozaba del privilegio
del antejuicio. Ridículo. Un descuido,
siendo benevolente con la Fiscal General Consuelo Porras, que nunca debió
darse. Una denuncia que debió presentarse antes de que la acusada fuera
protegida por una prerrogativa que a estas alturas no debiera existir para
nadie.
Después, escuchamos el célebre audio en el que Torres y
Gustavo Alejos, uno de los más notables corruptos presos, saboreaban el apoyo
de 40 millones de quetzales que les ofreció un contratista del Estado de los que
acumularon su fortuna negociando con los gobernantes. Uno más de los que
justamente se encuentran en la cárcel. Era predecible la indignación de la
mayoría al enterarnos de que los magistrados de la Corte Suprema de Justicia,
denegaron la solicitud que hiciera el Ministerio Público (MP) para retirarle la
inmunidad que adquirió como candidata a Presidente.
No obstante, la gota que derramo la paciencia de la mayoría
fue la manipulación de la “Ley de Femicidio”, con el objetivo de parar las
investigaciones del MP y acallar a los editores del diario “elPeriódico”. De
poco le sirvió la farsa de que iba a desistir de una parte, que no todos, de los
procesos viciados que ha iniciado en contra del medio mencionado. Así como de
poco le servirá la protección que le consiguió Gloria Porras, al retener en la
Corte de Constitucionalidad el amparo provisional que le ¿otorgó? al MP. El enojo
que ha provocado en la población este abuso del poder por medio de las Cortes,
será el que acabe con la ambición de Torres de ser electa Presidente.
El próximo primer mandatario de nuestro país, será aquel que
logre pasar a la segunda vuelta. Sandra
Torres se hizo el harakiri. No importa que encabece la intención de voto con un
magro 20 por ciento. Firmó su sentencia de muerte política al despertar al
antivoto y al voto en contra..
Artículo publicado en el diario guatemalteco “El Siglo”, el
lunes 20 de mayo de 2019.
Etiquetas: 2019, corrupción, elecciones, Sandra Torres, UNE
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