La movida
Nota: Este artículo fue publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 1 de diciembre de 2008. Debido a mi atraso en actualizar mi blog, hasta hoy lo subo. Sin embargo, ¡las bromas que nos juega al azar! nos cae como anillo al dedo por la recién iniciada discusión del “Presupuesto de Despilfarro 2010”. La fotografía la tomé el 20 de junio de 2009.
Movámonos, caminemos, avancemos. No nos quedemos quietos, inertes, pasmados. Habrá concluido una batalla, pero no la guerra. Parafraseando a Thomas Jefferson: el precio de la libertad es una eterna vigilancia de nuestros tributos. Aclarémonos las ideas, reflexionemos, llenemos de energía nuestros espíritus cansados y caminemos la senda que nos permita cambiar lo que debemos modificar si deseamos que evolucione, para bien de todos, nuestra sociedad.
Yo al menos no necesitaba, sin ser arrogante, de sendos reportajes y cualquier cantidad de páginas de denuncias de corrupción para saber que la movida, más allá de los discursos y las supuestas buenas intenciones de ayudar a los pobres ¿a qué sean pobres eternamente?, el verdadero objetivo de quienes ostentan el poder es meter sus manos peludas en nuestros bolsillos. Para saberlo sólo necesitamos mover, desempolvar, quitarle las telarañas al olvidado sentido común, y recordar qué tenemos en común los humanos: cada uno de nosotros persigue sus propios fines.
Por supuesto, la forma en la cual cada individuo se mueve en pos de su felicidad va a depender de su escala de valores y los medios que escoja para alcanzarlos. Por eso, sobra decir que hay muchos que vamos a descartar de nuestra vida la profesión dedicada al latrocinio: la política. Preferimos crear, ser productivos y respetuosos de la vida, la libertad y la propiedad de los otros. Pero siempre existirá gente que moverá sus conectes y lucrará ilegítimamente de la ignorancia de los demás que, irónicamente, les otorgarán el poder para hacerlo.
Se mueven como manada de elefantes en estampida. Se escuchan, se sienten venir, hacen templar la tierra bajo sus torpes y pesadas extremidades inferiores que suelen meter donde no deben, mientras corren alagartados tras lo que usted y yo hemos ganado. Por eso, no entiendo por qué hay quienes todavía les creen, les dan el beneficio de la duda a algunos de los integrantes de la gavilla. En fin, puede ser que haya alguna excepción que, precisamente, confirme la regla. También hay que reconocer que este despreciable grupo incluye víboras, con suficiente cantidad de neuronas para ser consideradas inteligentes, que se arrastran sigilosamente, sonriendo, salivando, sudando si son interpeladas… y cuando sentimos, la movida viene con todo y mordida.
Etiquetas: corrupción, Presupuesto Estado, tributarios
2 Comments:
Que barbaro. Terriblemente cierto. A lo que me lleva el mismo pensamiento. Cada vez estoy mas convencida que necesitamos cambiar, pero ante todo quitarnos de la silla comoda y saber. Porque si no sabemos a donde que queremos cambiar, nunca sabremos como. Pero ante todo por qué queremos hacer esos cambios? Que esta mal?
By Unknown, at 12:28 p.m.
Interesante
By Anónimo, at 10:56 a.m.
Publicar un comentario
<< Home