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"El SOCIALISMO: haciendo a todo el mundo igualmente POBRE desde 1917". |
El destruccionismo es una
enfermedad que carcome las entrañas de gran cantidad de naciones. Por supuesto,
somos también muchos quienes desde distintos ámbitos de la acción humana
peleamos contra esa tendencia aparentemente generalizada en casi la totalidad
del mundo. Científicos, empresarios, intelectuales… seguimos trabajando cada
uno desde nuestro campo para evitar el avance de aquellos que quisieran reinar
sobre la humanidad y aquellos que quisieran verla destruida.
La raíz del problema está en el
tipo de ética antinatural y las ideas políticas que lamentablemente han
imperado desde finales del siglo diecinueve. Ideas irónicamente popularizadas
no por sus ponentes ni por los supuestos beneficiarios
de estas, sino por gente pudiente, en
la mayoría de los casos herederos que nunca entendieron el origen de la riqueza
de la cual ellos disfrutaron. Creyeron que todos, sin haber hecho el trabajo
que hicieron sus antepasados, deberían disfrutar de los placeres que ellos se
prodigaron con el dinero que les dejaron sus padres o abuelos, quienes fallaron
a la hora de educar a sus descendientes.
Como bien explicó Ludwig von
Mises en su libro “Socialismo: Análisis Económico y Sociológico”, publicado por
primera vez en 1922: “Pueden dividirse en dos grupos los medios de que se vale
la política socialista: por una lado, aquellos que tienden directamente a
instaurar el socialismo en la sociedad, y, por otro, aquellos que conducen a
tal fin indirectamente, mediante la destrucción de la economía basada en la
propiedad privada de los medios de producción… Figuran en la primera categoría,
por ejemplo, las nacionalizaciones y municipalizaciones de empresas privadas; y
en la segunda, el sabotaje y la revolución… la destrucción es el resultado
final de la política socialista que domina al mundo desde hace algunas décadas”.
Ambos casos se han dado en
nuestro país. ¿Cuán estatizada e intervenida está la aparentemente vida libre
en Guatemala? ¿En cuántas actividades económicas están metidos directa o
indirectamente los gobernantes? ¿Cuánta gente se ha acomodado a vivir
mediocremente de las limosnas que pomposamente les entregan los gobernantes?
¿Quiénes son, además de los politiqueros, los poderosos en Guatemala: los empresarios o los mercantilistas?
¿Cuántos hay que integran grupos de presión que subsisten por medio de
prebendas que les otorgan los gobernantes? ¿Cuántos se dedican impunemente a
destruir capital y obstaculizar la creación de riqueza, en algunos casos
extorsionando a los gobernantes para que les concedan sus caprichos y en otras
oportunidades apoyando a quienes ejercen el poder para facilitar la corrupción?
“La intervención del Estado en la
economía, la pretendida política económica, sólo ha venido en realidad a
destruir la economía. Las prohibiciones y regulaciones dictadas en su nombre
son obstáculos que ha desarrollado el espíritu antieconómico”, Ludwig von
Mises. ¿Hasta cuándo vamos a aguantar?
Artículo publicado en el diario guatemalteco
“Siglo Veintiuno”, el lunes 8 de septiembre de 2014.Etiquetas: estatismo, intervencionismo, Ludwig von Mises, pobreza, Socialismo
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