O quédate. Haz lo que consideres justo
para llegar a ser la persona que tú quieres ser. Hazlo respetando la vida, la
libertad y la propiedad de los demás. Pero no lo dejes de hacer bajo ninguna
circunstancia. Elige tú: sólo tú vivirás tu vida y sólo tienes una oportunidad
para vivirla. Haz lo que consideres necesario para ser feliz. Te lo digo con aprecio
y sin signos de admiración. No es una orden. Es una muestra de apoyo. Es
reconocer que te entiendo.
Es casi seguro que los peligros
que vas a encontrar sean peores que los enfrentados por tus predecesores. Como
siempre, se vuelve a cumplir la advertencia que resume parte importante de la
sabiduría humana acumulada: “De buenas intenciones está empedrado el camino al
infierno”. Gente que dice actuar de buena fe, promueve una mayor intervención
del Estado, para lo cual es necesario
otorgar más poderes a los gobernantes obviando el acertado consejo que dio un
inglés que vivió hace muchos años, un señor al cual probablemente nunca has
oído nombrar, pero basta con que aprendas lo que dijo: “El poder tiende a
corromper. El poder absoluto corrompe absolutamente”. Por si acaso te interesa,
su nombre fue John Acton.
El mayor control que impulsan los
mencionados bienintencionados (y
otros que no lo son tanto) va a provocar que los servicios que prestan los coyotes aumenten de precio, al igual que
la inseguridad que vas a sentir en el camino. Lo mismo pasó con la guerra contra
los narcos que tanto daño ha hecho por
estos lares. Es irónico que los impulsores de ese absurdo enfrentamiento son
los gobernantes de Estados Unidos, el destino preferido de quienes desean
emigrar. Que buscan trabajar. ¿Será la guerra
contra los coyotes la próxima guerra perdida emprendida por el gobierno de
EE. UU., servilmente aceptada por los gobernantes de nuestra región? ¿Será la
sustituta de la guerra perdida contra las drogas?
Entiendo que los
estatistas/colectivistas pidan y apoyen más intervención de los gobernantes en
nombre del abstracto Estado: es una
excusa más que justifica su existencia. Pero que personas identificadas con el
ideario liberal/individualista también aplaudan estas medidas me parece una
evidente, y terrible, contradicción. En fin, es su decisión adoptar esa
posición en pleno uso de su libertad. Esa libertad que espero aprendas a
valorar. A exigir su respeto. A defender.
En octubre de 2004 escuché contar
al filósofo David Schmidtz que en una cena a la que asistió por esos días, uno
de los comensales le preguntó cuál era la esencia del liberalismo. La respuesta
del intelectual fue la siguiente: “El corazón del pensamiento liberal está en
el derecho de cada individuo a vivir su vida donde quiera”. Tú y yo no nos
conocemos, y probablemente nunca nos veremos. Pero entiendo tu anhelo de formar
parte de una sociedad donde tengas más posibilidades de vivir en paz. Donde la
probabilidad de prosperar sea más alta que la que encuentras en tu tierra. Yo,
deseo que tengas éxito buscando tu felicidad.
Esto indudablemente salió 90% de tu corazón, y 10% de la razón e ideario!
ResponderBorrarGracias MartaYo!
Extraordinario... Tu publicación es de una persona con una muy alta sensibilidad y claridad en sus ideas...Lindo, lindo, lindo... Con tu permiso, lo compartiré.
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