"Es una responsabilidad moral desobedecer las leyes injustas". |
¿Ya dieron cuál es el significado del acrónimo que sirve de
título a mi artículo de hoy? “Registro Nacional de Leyes Nacidas Muertas”. Cada
sesión del Congreso en la cual aprueban más legislación hace cada vez más
urgente la creación de este registro. Como Directora pueden nombrar a Roxana
Ramírez, la anterior administradora del Cementerio General, ya que en este
camposanto sí deberíamos de celebrar el que ¡al fin! sepamos cuánta norma
inútil han aprobado los diputados a lo
largo de los siglos por los siglos de los siglos ¡amén!
La más reciente que, por cierto, podría ser la primera
registrada en el RENALENAM es la “Ley de Equipos Terminales Móviles” que
prohíbe el robo de celulares y obliga
al usuario a registrar su aparato bajo la amenaza de que si no lo hace le
suspenden el servicio y le pueden expropiar el celular. Lo que, por cierto,
sería inconstitucional. También podemos incluir la norma para ¿regular? el cambio climático y la obligación de portar
chalecos anaranjados. Y así, podemos irnos casi ad eternum hasta tener el registro de las miles de regulaciones que
no sirven para nada.
Debo enfatizar que estos cadáveres legislativos son unos muertitos muy caros para los
tributarios. ¿Cuánto parásito no hace como que trabaja gracias a estas
supuestas leyes? ¿Cuánto despilfarro no justifican
los gobernantes bajo la excusa de cumplir con lo decretado? Para que al final
el ciudadano salga trasquilado y de todas formas no disminuya el mal que
pretende corregir. Tal será el caso del robo de celulares. ¡Si hasta en el Registro
de Propiedad se roban los bienes inmuebles! Bienes que se supone son
inamovibles.
Como escribió François Marie Arouet (Voltaire): “Una multitud
de leyes en un país es como tener muchos médicos: es signo de enfermedad”.
¡Cuán enfermos estamos! Bien lo dijo el ilustrado mencionado: “La estupidez es
una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los
demás”. Un importante motivo por el cual los ciudadanos debemos expresarnos y
corregir la plana a los políticos antes de que sea demasiado “…peligroso tener la
razón cuando el gobierno está equivocado”. No vaya a ser que “a fuerza de
repetir una necedad, acabemos creyéndola", lo que creo les pasó a los
ponentes de estas y otras leyes cuyo
único destino es mantener a aquellos que sean contratados para ¿laborar? en la oficinota a cargo de cumplir con la voluntad de los legisladores.
¡Ah! Y los caprichos de los miembros de los grupos de presión que gastaron
cualquier cantidad de dinero para que fuera aprobada.
Por descabellada que le pueda sonar a algunos mi idea,
podría ser una solución lógica a la legislorrea que ha sepultado bajo su
estiércol a las Leyes auténticas que necesitamos para vivir dentro de un Estado
de Derecho y construir una verdadera República Liberal. Es mejor que NO PASE
NADA en el Congreso a que aprueben más legislación que otorgue más poder a los
gobernantes.
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