9.09.2013

El libre intercambio no es un crimen



La corrupción en las aduanas aumentó a partir de que la mayoría de diputados cedieron a la presión de Otto Pérez Molina y Pavel Centeno, aprobando como parte de la puñalada fiscal un nuevo conjunto de normas para controlar el comercio internacional, violentando aún más, entre otras cosas, la libertad de las personas a intercambiar con quienes deseen.

El contrabando es el comercio internacional ILEGÍTIMAMENTE criminalizado para beneficiar a unos en detrimento del bienestar de todos. ¿Quieren evitar el contrabando? Eliminen los aranceles y las barreras no arancelarias que solo sirven para privilegiar a unos a costa del resto. De paso, eliminen los impuestos directos que castigan la inversión de capital y la producción en nuestro territorio para que los nacionales seamos más competitivos. Por cierto, algunas de estas cargas ya fueron declaradas inconstitucionales por la Corte de Constitucionalidad, tal es el caso del impuesto a la gasolina.

Según Jorge Benavides (Siglo Veintiuno, 27/8/2013), “el contrabando ha suplido la baja generación de trabajo formal en áreas urbanas del país, generándose una cadena de valor que cubre desde la comercialización hasta el consumo de productos. Fuentes extraoficiales estiman que el contrabando genera empleo hasta un 40 por ciento de la PEA lo que representa entre un 7 y un 28 por ciento de las ventas de cada producto, variando según la industria”.

Como escribió Ludwig von Mises en “El Socialismo: análisis económico y sociológico”: “Si participaran en el comercio general, la división del trabajo podría asegurarse de una manera más amplia… el interés de todos y el de la sociedad colectiva quedan cumplidos eficazmente en la sociedad capitalista por la ambición que anima a los empresarios… estos buscan siempre nuevos mercados; con sus mercancías mejores y más baratas desalojan las de los productores que trabajan menos racionalmente, que son más caras y menos buenas… buscan siempre fuentes más abundantes y más baratas donde obtener materias primas, y procuran así condiciones más favorables a la producción…El liberalismo quiere abrir todas las puertas al comercio. De ninguna manera está en su ánimo forzar a nadie a comprar o vender. Lo que desea es eliminar a los gobiernos que mediante prohibiciones, y por vía de otras restricciones en los intercambios comerciales, tratan de privar a sus gobernados de las ventajas que ofrece la participación en el comercio mundial… las fronteras de los Estados no tienen importancia. Las corrientes del comercio pasan por encima sin que nadie las detenga”.

Proteger lo que es nuestro no debe darnos vergüenza; no es ningún delito, menos un crimen. Defendamos nuestro derecho a intercambiar con quien nosotros elijamos y lo que a nosotros se nos antoje. Es responsabilidad de cada uno evaluar qué es lo que más nos conviene para asegurar nuestra vida y la de nuestros seres queridos, reconociendo que la única obligación que tenemos es respetar la vida, la libertad y la propiedad de los otros.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 9 de septiembre de 2013.

1 comentario:

  1. Anónimo7:38 p.m.

    Cuando los avorazados comerciantes le bajen el precio a los productos, terminará el contrabando.

    EL CONTRABANDO EXISTE, PORQUE LOS PRODUCTOS SON MÁS CAROS EN NUESTRO PAÍS, INCLUYENDO LOS PRODUCTOS NACIONALES.

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