4.08.2013

Víctimas por siempre




Pienso que la única forma en la cual nuestra especie como un todo puede verdaderamente mejorar su calidad de vida y de manera sostenida en el largo plazo,  es dentro de un ambiente pacífico y de respeto mutuo entre las personas. Más aún, la evidencia histórica muestra que es en los llamados tiempos de paz (en las épocas de menos violencia) cuando mayor ha sido el progreso humano.

Por supuesto, si hay que defenderse de un ataque que atenta contra los derechos individuales de los habitantes de un país, estos tienen el derecho de defenderse. Pero solo con el objetivo de rechazar la agresión que otro inició. Este enfrentamiento puede ser externo (con miembros de otra nación) o interno (con individuos de la misma sociedad). En Guatemala hubo, como se ha mencionado hasta el cansancio, un conflicto interno, a pesar del apoyo que tuvieron ambos bandos de gobiernos extranjeros. En esta guerra hubo aproximadamente 37,000 muertos (“Guatemala: La historia silenciada, tomo II” de Carlos Sabino). Una tragedia.

La mayoría de los muertos fueron guerrilleros y militares. Todos fueron parte del conflicto, todos estaban enterados de los riesgos que enfrentaban. Pero, como en toda guerra, también hubo víctimas: inocentes que quedaron atrapados en medio del fuego cruzado de dos grupos que peleaban por el poder. Conciudadanos nuestros, sin importar la etnia con la cual se identifiquen, que fueron sacrificados.

Vidas que nunca serán recompensadas, cuyas muertes hoy son aprovechadas, de nuevo, por los perdedores en el enfrentamiento armado, que esperan en esta ocasión ganar la guerra por otros medios. Gente sin escrúpulos a quienes no les importa aprovecharse del dolor de otros para alcanzar sus objetivos. Y, lo que es peor, mentir para provocar lástima en la mayoría de espectadores pasivos que se conmueven ante historias contradictorias a los ojos de quienes buscamos la evidencia científica que pruebe la veracidad de los testimonios.

No dudo de que algunos de los relatos estén cercanos a la realidad. Pero otros, es obvio que fueron fabricados para el circo montado con el objetivo de condenar a los acusados por un delito que no se cometió en Guatemala: el genocidio. ¿Hubo masacres? ¿Hubo violaciones? Sí, de ambos lados, y a los responsables de estos hechos específicos se les debe juzgar para que paguen los crímenes que cometieron. Pero en nuestro país no se dieron “actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal".

A los jueces en el juicio contra Efraín Ríos Montt y Mauricio Rodríguez Sánchez no les interesa la verdad y menos hacer justicia. Su meta es condenar, a como dé lugar, a los acusados. Pobres. Pero, en fin, más lástima me provocan aquellos que efectivamente sufrieron las consecuencias del enfrentamiento y ahora son víctimas de la manipulación. No caiga en la trampa: no sea usted también víctima. No deje que se aprovechen de sus sentimientos solidarios con el sufrimiento ajeno.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 8 de abril de 2013.

1 comentario:

  1. Anónimo9:03 a.m.

    EL DE IGUALDAD ES CONSTITUCIONAL...QUIEREN JUSTICIA, QUE SIENTEN EN EL BANQUILLO D ELOS ACUSADOS A LOS COMANDANTES TERRORISTAS DE URNG(ORPA,PGT,FAR.EGP,FRENTE UNITARIO)

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