Yo soy yo para mí misma, pero hoy no hablaré de mi circunstancia. Tampoco
escribiré sobre cómo nos salvo, a mí y mi circunstancia, a cada instante que
decido vivir. Hoy, me atreveré a invitarlo a usted a reflexionar sobre “YO”, ya
que para mí usted es usted, pero para usted, usted es yo. Y lo anterior no es
un trabalenguas. Aquel que me quiera entender, facilitará su propio camino de
salvación y aumentará exponencialmente las posibilidades de alcanzar SU felicidad.
Son dos cosas las que principalmente me motivaron a escribir sobre la
palabra prohibida para tantos: YO. Lo primero fue escuchar a Erick Barrondo, el
personaje más celebre del momento en Guatemala, repetir muchas veces que su
futuro depende de lo que diga el profe, Rigoberto Medina. Lo segundo fue
¿la tercera o la cuarta? vez que leo la más breve de las novelas de Ayn Rand: “Anthem”. Un poema para la escritora Rose
Wilder Lane, y una fantasía dramática para Cecil B. De Mille. Un himno para el
individuo que se valora a sí mismo.
El porvenir de Erick Barrondo lo decide solo él, al igual que todo ser
humano. Ya el profe Medina declaró en
los medios que: “Ahora que en mi currículum tengo una medalla olímpica me voy a
poner más caro”. Y está en todo su derecho, como lo está cualquier persona, de
decidir por aquello que sea lo mejor para él. Felicito a Medina por tener la
valentía de decir la verdad en medio de todas las declaraciones políticamente correctas (del diente al
labio), que se han hecho por el éxito de su discípulo.
Reconocernos como “YO”, además de ir en contra del hipócrita discurso socialmente reiterado del nosotros,
implica asumir la responsabilidad de nuestras acciones y aceptar que somos,
para bien o para mal, el resultado de nuestras decisiones. Lamentablemente a lo
que más teme la mayoría es precisamente a ser responsable. Como escribió en
“Conceptos y Categorías” Isaiah Berlin: “…la elección encierra responsabilidad,
y algunos seres humanos las más de las veces… desean sacudirse esta carga. Existe
la tendencia a buscar excusas y pretextos… a atribuir demasiado a la acción
inevitable de las leyes naturales o sociales”. O lo que es peor,
responsabilizar de nuestras vidas y las consecuencias de nuestras acciones a
otras personas.
“Yo soy. Yo pienso. Yo quiero… Éste, mi cuerpo y espíritu, este es el final
de mi búsqueda… No necesito justificación para existir, ni ninguna palabra de
permiso para hacerlo. Yo soy la justificación y el permiso. Es mi voluntad la
que elige y la elección de mi voluntad es el único mandato que debo respetar… No
daré mi amor sin motivo a cualquier oportunista que lo reclame. Honro a los
hombres con mi amor. Pero el honor es algo que debe ser ganado”. Rand con la
voz de Prometeo, protagonista de “Anthem”.
El profe
Medina se ha ganado el amor y el agradecimiento de Erick, pero solo Erick puede
decidir qué hacer con su vida, así como el resto de nosotros lo hacemos
reafirmando nuestro YO.
El presente artículo fue publicado el lunes 27 de agosto de 2012 en el
diario guatemalteco Siglo Veintiuno. La imagen la bajé de la Internet.
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