"Soy una VÍCTIMA de los impuestos, no un pagador de impuestos" |
Y menos lo son sus vasallos. Así como el Presidente no tiene
el poder para violentar los derechos de los ciudadanos, tampoco lo poseen los
funcionarios de la Superintendencia de Administración Tributaria/Terrorista ni
ningún otro que trabaje dentro del aparato burocrático estatal. Sin embargo, lo
anterior les importa poco a los mencionados y todos los días somos testigos de
cómo los gobernantes pasan por encima de nosotros.
El objetivo de quienes trabajan en la SAT es exprimir hasta
el punto de la inanición a los trabajadores y a los creadores de riqueza, para
complacer a sus amos y permitir que estos sigan llenando las arcas públicas con dinero expoliado a
aquellos que, lamentablemente, guardan silencio ante al atropello descarado de
su dignidad de mandantes. Y no solo eso, casi sin chistar aceptan que a plena
vista los gobernantes se roben lo que es nuestro y sin ninguna pena exhiban
descaradamente la fortuna que han acumulado a costillas de nosotros.
Los verdugos de la SAT, traidores a las elementales normas
de moralidad, no les importa extorsionar a los pocos tributarios (aproximadamente
el 20 por ciento de la población económicamente activa) que quedamos atrapados
en la economía formal. Aprovechándose
de los trámites que uno debe de hacer para pagar tributos bajo amenaza de
cárcel si no lo hacemos, obligan a quienes intentan cumplir con sus exigencias
a llenar una falaz encuesta en la cual pretenden que uno mismo se incrimine.
¿Quién habrá sido el descendiente de Stalin, Mao o Hitler que cree que puede hacerlo? Me gustaría conocer su nombre para decirle en la cara, sin miedo, lo
que pienso de él.
¿Por qué tantos dejan que los
gobernantes abusen de ellos? ¿Qué hace falta para que surja un movimiento
ciudadano con las ideas claras, que impulse valiente y enérgicamente, los
cambios necesarios, urgentes, a nuestro sistema político? ¿Cambios que permitan
reducir el poder que hoy gozan los gobernantes de dispensar privilegios a
quienes se les antoje a costa del resto? Quiero enfatizar el punto de “un
movimiento ciudadano con las ideas claras”, porque no se trata de que surja
otro grupo de presión como todos los que hay hoy en nuestro país cuyo único
objetivo es, precisamente, que les otorguen privilegios.
Como bien escribió Étienne de La
Boétie en el siglo dieciséis: “Es el pueblo el que se subyuga, el que se
degüella, el que pudiendo elegir entre ser siervo y ser libre, abandona su
independencia y se unce al yugo; el que consiente su mal o, más bien, lo busca
con denuedo. Si le costase algo recobrar su libertad, yo no le apremiaría a
ello. ¿Qué debe estimar el hombre más que recuperar su derecho y, por así
decir, de bestia volver a ser hombre? … ¿qué desgracia ha sido esta que ha
podido desnaturalizar tanto al hombre, el único verdaderamente nacido para
vivir libremente, y hacerle perder el recuerdo de su primer ser y el deseo de
recuperarlo?” ¿Estamos a tiempo de rebelarnos, pacíficamente, para recuperar
nuestra condición de soberanos de nuestro Estado?
Artículo publicado en el diario
guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 1 de septiembre de 2014.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario