Legislación arbitraria que solo refleja la voluntad del
legislador y los intereses de los grupos de presión con capacidad de cabildear
en el Congreso por privilegios. “¡Ley pervertida!” la llamaría Frédéric
Bastiat: “¡Y con ella todas la fuerzas colectivas de la Nación, desviada de su
objetivo legítimo y dirigida a un objetivo totalmente contrario! ¡Ley
convertida en instrumento de todas las codicias, en lugar de frenar las
codicias! ¡Ley hacedora de iniquidad, cuando su misión era castigar la
iniquidad!” Normas corruptas, como los son sus autores, para beneficiar a una
minoría a costa de la mayoría.
Necesitamos cambiar la ley
que regula los procesos eleccionarios. Más aún, necesitamos cambiar de raíz el sistema
político completo. Pero eso no implica que debamos hacer cualquier cambio a
toda costa. Debemos hacer los cambios que nos permitan vivir dentro de una
sociedad donde podamos cooperar e intercambiar en paz, respetando la vida, la
libertad y la propiedad de todos. Donde cada uno coseche lo que sembró en base
a su esfuerzo y los medios que escogió para producir. Donde las probabilidades
de ser felices sean más altas.
Los cambios propuestos recientemente no contribuyen a los
objetivos listados en el párrafo anterior. Todo lo contrario. Profundizan el
injusto régimen actual. Están diseñados para beneficiar a ciertos grupos,
facilitar el expolio del creador/tributario y privilegiar a un sector de individuos ¿o debería decir individuas? que se apropian de una
representación que no tienen.
Los politiqueros pretenden duplicar una falsa deuda que nos
han endilgado a los ciudadanos: la deuda
política. ¡Qué ironía! Si algunos
están en deuda con nosotros, los mandantes, son ellos. No obstante, pretenden
que les entreguemos 4 dólares por voto recibido, como si los actuales 2 dólares
no fueran ya un abuso. Por cierto, ¿por qué no lo decretan en quetzales? ¿No
confían en cómo manejan sus colegas la moneda? ¿Prefieren confiar en el
Presidente de la Reserva Federal estadounidense? ¿Les preocupa que su patrimonio se devalúe? En fin, lo que
pretenden es asegurarle ingresos a su negocito
para mantenerlo a flote, sin importar que sus servicios sean o no demandados.
¿Cuán sinvergüenza debe ser alguien para pretender un puesto
sin haberlo ganado? ¿Solo por su sexo, su edad o su etnia? ¿Tan poco se valoran
para aceptar que solo por medio de favores
pueden llegar a ocupar una curul? ¿Cuáles son las intenciones reales detrás de
los promotores de semejante aberración? Si fuera cierto que su objetivo es
beneficiar a minorías, lo que deberían de promover es la eliminación de
privilegios, no la creación de más legislación oportunista.
¿Y que nos ofrecen a cambio de lo anterior? Fijar la cantidad
máxima de diputados en 160 parásitos. ¡Cómo si de los actuales 158 no sobraran la
mayoría! Tal y como es nuestro sistema actualmente atrae a los PEORES
representantes de nuestra sociedad. ¿Qué podemos esperar con las reformas propuestas? Más de lo mismo,
solo que en mayor cantidad.
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