Según nos anuncia la propaganda gubernamental, ahora los habitantes de mi país tenemos la oportunidad de escuchar de frente el monologo del Presidente. Podemos hacerlo todos los martes por la noche que digamos ¡presente! frente a nuestra televisión, sintonizando los canales propiedad del ángel de los politiqueros que quieren llegar al ejercicio del poder y permanecer en él.
¿Qué decir al respecto? Pues bueno, puedo empezar invitándolos
a recordar que no es el primer gobernante guatemalteco que se decanta por los
medios de comunicación para llevar su mensaje
a la población. Lo hizo Efraín Ríos Montt, lo hizo Álvaro Arzú, lo hizo Álvaro
Colom… Tampoco creo que vaya a ser el último. Asimismo, puedo agregar que esto
del enamoramiento con la cámaras de
parte de los presidentes es una moda latinoamericana impuesta por Hugo Chávez
en aquellos países en los que, como en Guatemala, prevalece el populismo. Entonces,
¿por qué no iba a estar también Otto Pérez Molina en las ondas televisivas?
Qué dirá de frente
el Presidente, no tengo duda. Alabará su dictadura
blanda. Dictadura democrática, ya que es el resultado esperado del voto alineado del Legislativo con el
Ejecutivo. Voto que termina alienando
a los pocos diputados que suelen tener ideas más claras y correctas, además de
la honradez necesaria para velar por el respeto a los derechos individuales de
todos. Contará un cuento con final feliz
a los incautos que quieren ir a dormir creyendo que tooooodo mejorará para bien de tooooodos…
aunque los únicos que hagan realidad sus sueños sean los gobernantes y sus
allegados.
Sin embargo, en mi opinión es más interesante descubrir qué
pasa por detrás del Presidente que lo
que este diga de frente. Total, como dice
el refrán, “del dicho al hecho hay un gran trecho”. Y no hay nada más fácil
para los políticos que mentirle de frente
y viendo a los ojos a la gente. Solo como ejemplo, se me ocurren las
siguientes preguntas: ¿cuál es la realidad que nos ocultan por medio de los
generalizados estados de excepción y los
fideicomisos? ¿Adónde, o a los bolsillos de quiénes, van a parar los miles de
millones de quetzales que nos expolian como impuestos todos los años? ¿Por qué
el Presidente se la pasa viajando, en lugar de velar porque en nuestro país
haya seguridad?
El origen de los problemas sociales es un sistema político injusto, de incentivos perversos,
que motiva a unos a no producir (a parasitar de lo que otros crean); a muchos
(cada vez más) los obliga a irse a otras sociedades en la búsqueda de mejorar
su calidad de vida y la de sus seres queridos; y a quienes no abandonamos el barco (todavía) nos
obliga a trabajar para mantener a los privilegiados de los grupos de presión. Sumando
a lo anterior que muchos productores locales no son competitivos por el costo
de mantener una burocracia estatal ineficiente y creciente. Y nada de lo
anterior cambia, por más de frente
que el Presidente le mienta a la gente.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo
Veintiuno”, el lunes 24 de junio de 2013. La imagen la bajé de Internet.
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