Los actuales gobernantes
del Partido Patriota tienen muy, pero
muy buenas relaciones con los mercantilistas. Con unos más que con otros. Más
de uno de los favorecidos en anteriores administraciones cayó en desgracia.
Pero que son muy, pero muy amigables
con ellos es evidente. Así como también lo fueron los anteriores gobernantes de
la UNE. Y no
se diga los anteriores a estos últimos: Oscar Berger y sus seguidores. Y
también los anteriores a los anteriores de los anteriores… Y así, ¿hasta dónde
debería retroceder? ¿Quinientos años o un poco más?
La primera negociación grande, pero muy grande, de la cual fuimos testigos fue la compra de medicinas a los
bendecidos con un contrato por miles
de millones de quetzales, como regalo
de despedida del gobierno de Álvaro Colom. Después de un falso prurito del
ministro de Finanzas, Pavel Centeno, quien pretendió hacernos creer que el
contrato se iba a rescindir, por obra y gracia de los hermanos Alejos, la
compra fue asegurada. Al igual que el paquetazo fiscal y a saber cuántas leyes más.
Luego, vino la compra de
fertilizantes cuyo resultado no agradó a quienes durante los cuatro años del
gobierno anterior se quedaron con la mayor parte del dinero destinado a este
rubro. Hoy, los consentidos del reino son otros. Disagro ya no es el niño bonito de la reina. Las cosas
tenían que cambiar, ya que ahora en lugar de Sandra, la que manda se llama
Roxana, quien no escatima en tratarse como reina con los fondos de los
tributarios: rones, perfumes, chocolates… ¿qué más se le antoja? ¿Quién le cree
que fue error de su secretaria el
pago de los anteriores menesteres con la caja
chica, demasiado grande, que utiliza? Y esto es apenas lo poco que
conocemos de las compras del gobierno…
Los mercantilistas, los que
hacen fortunas en base a privilegios, son tan corruptos como los gobernantes
que los benefician. Sé que poco les va a importar a los miembros de ambos
grupos la calificación que de ellos hago en la oración anterior. Por eso quiero
dejar claro que no escribo para los mercantilistas ni los gobernantes
corruptos. Escribo para usted, estimado lector, que es al final quien paga los
excesos y caprichos de los mencionados. Usted que es el mandante (quien manda) y
ha permitido que lo expolien y manipulen.
Usted que, engañado por
las buenas intenciones de los
programas intervencionistas propios del mal llamado Estado Benefactor, ha contribuido a mantener su propia situación y
a que muchos otros vivan condenados a la miseria. Usted que, laboriosamente, se
dedica a trabajar y producir riqueza que luego otros disfrutan. Usted que
razona y se da cuenta de la raíz de los problemas: el poder casi ilimitado que
otorga a los gobernantes el sistema político/económico vigente y que SIEMPRE va
a servir para que unos cuantos vivan a costillas del resto. Escribo para que
usted sea parte del cambio necesario de las premisas sobre las cuales está
sustentado el sistema.
El presente artículo fue
publicado el lunes 30 de abril de 2012 en el diario guatemalteco Siglo
Veintiuno.
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