De vuelta en vuelta del reloj, vueltas de doce horas por dos, nos acercamos al 6 de noviembre, día de la segunda vuelta electoral, en la cual se va a elegir entre dos opciones que ni dándoles la vuelta satisfacen las más mínimas expectativas que una persona sensata tiene de quien será el primer mandatario del país: o sea, el primer mandadero de los mandantes, que somos nosotros.
La más reciente muestra de a qué tipo de gente pertenecen, la vimos el pasado lunes en el espectáculo que brindaron a los asistentes al circo de nombre debate presidencial. No pienso ahondar más en este asunto ya que de todo se ha dicho: desde que hicieron el ridículo hasta que ese era el show que los asistentes (al menos la mayoría) esperaban. Yo, prefiero darle la vuelta a la página y continuar leyendo el libro que vamos escribiendo. Obra que será conocida por nuestros descendientes como la historia de Guatemala de principios del siglo veintiuno.
Por cierto, está de vuelta la temporada fría de nuestra eterna primavera. Una baja en la temperatura que alejó las lluvias que le dieron vuelta a la vida de miles de personas. A varios de ellos, creen algunos, los llevó de vuelta al reino de dónde vinieron: una idea que sirve de consuelo para quienes, de vuelta en la realidad, los lloran. Esta situación me hace traer de vuelta al ruedo de la discusión, el innegable hecho de que la causa de las desgracias que enfrentan tantos, es el sistema contrario a la naturaleza humana que rige nuestra sociedad y la corrupción generalizada que este permite.
¿Cuándo darán una vuelta por nuestra nación la justicia y la razón? La primera para que los responsables de la tragedia que vive la mayoría paguen por sus crímenes y compensen a sus víctimas. Y la segunda para que los ciudadanos de Guatemala, asumamos la responsabilidad de nuestras vidas y renunciemos al Estado benefactor/mercantilista que ilusoriamente promete asumirla por nosotros. Una vuelta a la era de la ilustración, post revolución industrial, sería lo ideal. Una República de verdad.
Y dentro de tantas vueltas que ya me tienen mareada, quiero recordarles a quienes se quejan de que hayan cancelado la vuelta ciclística que, a pesar de que dejó de llover y el sol está de vuelta, las carreteras de nuestro terruño están de vuelta en el taller de reparaciones, motivo por el cual hubiera sido una irresponsabilidad arriesgar la vida de los participantes en la mencionada actividad deportiva.
Al final, lo que seguro nunca vuelve es el pasado. Sí, se dan la vuelta por nuestro presente las memorias de lo que fue. Sin embargo, no podemos cambiar el ayer, pero sí configurar hoy el mañana de tal manera que, cuando estén de vuelta las lluvias por estos lares, estemos preparados para afrontarlas y vencerlas. Lo mismo aplica a su vida: de una vuelta por su interior y pregúntese si es necesario darle la vuelta a sus decisiones para darle la vuelta a su existencia.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno” el lunes 24 de octubre de 2011. La imagen la bajé del blog “Sin Saldo”.
Querida MY, la felicito por esta columna, aunque, en realidad la felicito por todo lo que escribe, por su visión de un mañana, por su forma de ser, de expresar y plasmar sus pensamientos e ideas...por compartirlas con quienes tambien queremos ser libres y estamos hartos de que los burócratas pretendan esclavizarnos. Un fuerte y calido abrazo en esta fría pero esplendida temporada. Lidia Lorenzo
ResponderBorrarMY, de tanta vuelta que le dio a su columna mareado me dejo, pero como siempre tiene toda la razón. Felicidades
ResponderBorrarNery Molina.