Entre rumores y hechos, Guatemala se partió. ¿Y todo por qué?
Por la ambición de poder. La división aumentó entre los rumores que
irresponsablemente difundieron periodistas influyentes; la solicitud de Iván Velásquez
y Thelma Aldana de un proceso de antejuicio en contra de Morales por
“financiamiento no declarado durante la campaña política de 2015”; y la pésima
decisión del Presidente Jimmy Morales de declarar non grato a Velásquez y expulsarlo del país.
No cabe duda que Morales está mal asesorado. Pero, al final,
el responsable de sus decisiones es él. Poca visión del Presidente y poca
inteligencia de quienes le hablan al oído. En el peor de los momentos se unió Morales
a la ola de la victimización de Velásquez, cuando su imagen se podía fortalecer
por el fracaso de la que se suponía iba a ser una protesta multitudinaria y por
su correcta declaración de que respeta las leyes y confiaba en el debido proceso
y la objetividad de la justicia en lo que respecta al antejuicio en su contra.
¿Por qué Jimmy? Ya estaba claro que no todos los guatemaltecos aceptábamos sin discutir
las acciones de Velásquez y la CICIG, y esto no iba a cambiar por más que convocaran
a manifestaciones para apoyar a Velásquez o intimidar a quienes lo cuestionamos.
Tarde o temprano Velásquez se hubiera ido, sin pena ni gloria. Ahora, se irá
convertido en un mártir para beneficio de los socialistas que ansían llegar al
ejercicio del poder para profundizar aún más el sistema estatista e
intervencionista que prevalece en nuestro país.
Lo más
lamentable de todo es que en Guatemala, a pesar de tantas capturas y
aspavientos, la situación no mejora. Al contrario, continuamos en un proceso de
destrucción que no sabemos si podemos parar o cómo va a terminar. Peor aún, si nuestro país se desmorona, aunque no todos lo merecemos, todos perdemos, porque
dentro del sistema de incentivos perversos en el cual vivimos, todos pagamos
las consecuencias de los errores de quienes falsean la realidad y se dejan
manipular.
Muchos olvidaron qué es lo importante y qué deberíamos estar exigiendo a los gobernantes
y a todos los burócratas y funcionarios estatales, nacionales y supranacionales.
Olvidaron que lo importante es que podamos convivir en paz, en una sociedad
donde prevalezca el respeto de los unos a los otros. En una Guatemala donde
haya verdadera justicia: que se le dé a cada quien lo que le corresponde.
Más allá de
la victimización de Velásquez, las rabietas de Aldana y la inseguridad de
Morales y su mandato; más allá de las habladurías, los dimes y diretes, y los
errores del Presidente, ¿quién sale ganado con la confusión que reina? "Divide
y vencerás", dice el refrán. Mientras, más de nuestros compatriotas, parte
de la mayoría indiferente a la discusión política, deciden emigrar. Y la mayoría de la minoría restante, elige ser parte del circo chapín, donde está claro quiénes
forman parte de la plebe y quiénes los azuzan. Lo que aún no logro determinar
es quién será el ganador de este río
revuelto ni dónde vamos a terminar todos, justos y pecadores.
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