Es una forma resumida de
referirme a los James Taggart de
Guatemala. Cualquiera que haya leído completa “La rebelión de Atlas” de Ayn
Rand, entenderá fácil y rápidamente a quiénes me refiero. Enfatizo: que la hayan leído ellos, no que se la
hayan contado otros, que en la mayoría de los casos son impostores que se hacen
pasar por expertos en la obra de la
mencionada filósofa. Expertos que
probablemente tampoco la han leído y, sin duda, les han contado mal la obra. Hay
otros personajes que sí la han leído pero están interesados en que nadie más la
lea. ¿Por qué el engaño? ¿Para proteger sus intereses? ¿Por miedo a enfrentar
sus contradicciones y acallar los gritos de su consciencia?
Recién leí hace algunos
días un cuento de Samuel Langhorne Clemens, más conocido como Mark Twain, en el cual el célebre
escritor estadounidense escribe lo siguiente: “Si uno es observador advertirá
que en los libros de cuentos ejemplares que se leen en clase de religión los
niños malos casi siempre se llaman James”. No sé si Rand leyó este escrito de
Twain, pero me encantó la coincidencia, ya que así como ahora leo obras de otros
autores hasta quedarme dormida, Rand incluida, de niña leí a Twain hasta el cansancio. Me divertí tanto
con las aventuras de Tom Sawyer y Huckleberry Finn, como en el presente me
entretengo (y aprendo) con Howard Roark
y Francisco D’Anconia.
Los que quieren que el
gobierno destine dinero de los tributarios a sus agendas políticas y proyectos
personales, descaradamente utilizan la idea del bien común como excusa para
exigir que los financien. Algunos saqueadores son conscientes de la mentira.
Otros son ingenuos oportunistas que de verdad creen que lo que ellos hacen
contribuye al bien de todos, aunque a la mayoría de esos todos no les interese su obra
ni compartan el sentido de la vida y los valores de los autores. Al final, en
ambos casos (sobre todo en el segundo), lo anterior es una muestra de la
arrogancia de quienes quieren imponer sus elecciones a los otros. Sin importar
el punto de partida, la misma excusa es usada por conservadores y socialistas.
O, como superficialmente se les divide, por las derechas y las izquierdas.
Recordemos: no es lo
mismo crear riqueza que acumular fortuna (o incrementar o al menos tratar de
mantener lo creado por sus antepasados, como en el caso de los jimmy taggart) en base a privilegios y
transferencias de lo creado por la gente productiva y laboriosa, a las cuentas
de los saqueadores y los parásitos.
Hoy, que se recuerda la
muerte de Miguel de Cervantes y William Shakespeare (en realidad ninguno murió
el 23 de abril ni murieron el mismo día, por el uso de diferentes calendarios
en España y en Inglaterra); fecha en que
murieron el Inca Garcilaso de la
Vega y el poeta romántico William Wordsworth; hoy, que se
celebra el día del libro, vaya a su librería preferida y regálese “La rebelión
de Atlas”. Es un día ideal para comenzar a leerla.
El presente artículo fue publicado el lunes 23 de abril de 2012 en el
diario guatemalteco Siglo Veintiuno. La imagen la bajé del Internet, del sitio
de una película que se hizo recientemente.
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