1.30.2012

No más prosperidad



Al menos para la mayoría de los habitantes de Guatemala que decidan seguir viviendo en nuestro país. El progreso, por decretos anteriores y recientes del Congreso, en la realidad sólo es permitido a unos cuantos: a aquellos que ejercen el poder y a su círculo cercano. A quienes han aprendido a cabildear y comprar las voluntades de los que se venden al mejor postor. Esas son hoy, lamentablemente, las reglas del juego, las cuales decidió reforzar el nuevo gobierno en lugar de cambiarlas. Total, ellos las aprovecharán para asegurar su presente y futuro, saqueando, como lo han hecho otros, los bolsillos de los tributarios.

¿Dónde quedó la promesa hecha por Roxana Baldetti durante la campaña política del año pasado? Como todavía se puede leer en el sitio oficial del Partido Patriota, el 5 de junio de 2011 en Quiché, la hoy Vicepresidente del Organismo Ejecutivo, en una entrevista con periodistas de una empresa de televisión por cable, dijo que durante su gira el pueblo le había “manifestado que no quiere más impuestos, que no quieren más préstamos… la bancada Patriota no apoyará la aprobación de más endeudamiento y más impuestos…”. ¡Qué poco tiempo duró el ofrecimiento!

Hoy no me voy a explayar en los porqués es un trágico error el que Otto Pérez y su equipo fallen a la promesa anterior. Sólo el jueves pasado, en este mismo medio, lo explicaron muy bien (y por enésima vez) Ramón Parellada y Eduardo Mayora. Y desde hace varios años, algunos lo han hecho por décadas, muchas personas (cada día más) hemos presentado evidencia que respalda la conclusión de que con más impuestos (sobre todo los directos que gravan el capital y las utilidades) lo único que se logra es alejar las inversiones necesarias para transformar los recursos en riquezas.

Estoy segura de que quienes celebran las nuevas leyes, servilmente aprobadas por los diputados, no tienen ni la menor idea sobre las consecuencias que estas tendrán en nuestra sociedad. A unos sólo les interesa mantener sus privilegios y a otros aprovechar su llegada al poder o su cercanía con alguien que les pueda otorgar prebendas a costillas de los esclavizados creadores de riqueza. Tristemente, muchos de estos últimos sufren de un falso sentimiento de culpa por su éxito, lo cual los lleva a apoyar su propia explotación en beneficio de los parásitos.

En fin, a apenas 16 días del cambio de gobierno, me atrevo a decir que lo único que va a cambiar en estos tiempos de cambio son algunos de los saqueadores que se van a enriquecer del trabajo de otros. Los nuevos que llegaron a compartir el ejercicio del poder con los antiguos. Los mercantilistas y los líderes de los grupos de presión con buenos conectes seguirán manteniendo sus privilegios. Pero, en lo que al resto respecta, las condiciones variaran poco. Como bien dijo Arturo Pérez-Reverte: “El peor enemigo del mundo no es la maldad sino la estupidez”. Y en Guatemala reinan los insensatos.


El presente artículo fue publicado el lunes 30 de enero de 2012 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno. La imagen la bajé de Internet.

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