Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

7.02.2006

Vivos

Cosas extrañas suceden entre los vivos. Por ejemplo, en Venezuela hay más votantes mayores de 45 años en el padrón de electores que habitantes vivos en esa categoría etaria. Un milagro de la revolución bolivariana del vivo de Hugo Chávez: descubrió cómo resucitar a los muertos. Un modelo que quieren seguir varios políticos locales quienes, en algunos casos, son ellos mismos un renacer de los dinosaurios.

Por cierto, ¿hubo genocidio en Guatemala? No. Murieron miles de personas, pero ¿genocidio? No. Según sé, sufrimos una guerra civil, no un eufemístico “conflicto armado” ni una “eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad” (DRAE). Hay oportunismo actual: en Guatemala muchos vivos desvirtúan y utilizan interesadamente el concepto de genocidio.

Para pocos es valioso que hoy en nuestro país no se aplique la pena de muerte mientras aumentan los crímenes de vivos dignos de ese castigo. ¿Existirá cierta relación entre ambos hechos, a pesar del intento de negarlo por parte de Jazmín Barrios, juez del proceso Gerardi? Barrios, la viva abogada experta en manipular sentencias a su antojo.

Qué caras nos salen a los tributarios esas “invitaciones” de delegados extranjeros a los nacionales. Sólo el paseo de doce días de Jorge Méndez a Rusia y Francia, acompañado de Rubén Darío Morales (PAN), Luis Fernando Pérez (FRG), Pablo Duarte (PU), Leonel Soto (Integracionista) y Jorge Barrios (GANA), nos va a costar aproximadamente 50,000 dólares. ¿Estarán reguladas estas actividades improductivas en el código de ética? Pobres congresistas estresados: además de ansiolíticos, precisan un cambio de escenario: para un vivo viajar, a expensas de otros, es vivir.

Millones de quetzales del presupuesto patrio son administrados por vivos de organismos internacionales, sin que se observen resultados positivos para los “usuarios” de la “red pública”. No obstante, recordemos que son aún peores las consecuencias cuando los fondos están en las manos de burócratas chapines, porque generalmente una gran tajada de éstos termina en sus bolsillos. Entonces, si no ocasiona diferencia quiénes manejan los impuestos, ¿no será la raíz del problema el sistema?

Ese Estado benefactor que “hace agua” por todos lados. Y a pesar de que nos tiene empapados, los “consultores”, los mandatarios, los funcionarios: aquellos que viven del erario, prefieren hacerse los vivos e insistir en que necesitamos más de lo mismo. El nefasto mito del régimen proveedor, que nos convierte en una sociedad de limosneros y nos deja a merced de los vivos colectivos.

Gobernantes del istmo pretenden hacer “vinculantes” las disposiciones del Parlamento Centroamericano. ¿Perderán su representación los diputados con esta decisión? El Parlacen más que reformas que lo mantengan vivo merece un cierre definitivo.

En fin, estos ¿ángeles o demonios?, vivos nos llegaron, y por vivos los rechazamos.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, en la columna semanal “Principios”, el lunes 3 de julio de 2006.