Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

1.31.2011

“Segura, seguro no hay seguridad”



Fue la sentencia, afirmativa y basada en la evidencia, del agente xxx al encargado de la comisaría cuyo número no vale la pena mencionar. El jefe Segura, un hombre oscuro en todos los sentidos. De tez oscura, de cabello oscuro, de oscuras intensiones. De ojos negros como la noche sin luna y sin estrellas. Sin luz en el pasado, en el presente y el futuro. Abandonado una tarde gris por su mujer. Un hombre solo que pasa la mayor parte de su tiempo en una cantina oscura bebiendo una cerveza oscura y alimentando su abultado vientre oscuro de cualquier bocado que encontraba botado.

Segura, al igual que el agente mencionado (no citado por nombre: era un personaje gris en camino de convertirse en otro jefe Segura) estaba seguro que no había seguridad. Eran ya tantos años oscuros ejerciendo la autoridad, vistiendo el uniforme de los encargados de brindar seguridad, sirviendo ¡qué risa! en el Departamento de Policía de un oscuro país, cuyo cielo de día era generalmente gris, manchado del rojo escarlata de la sangre salpicada por la gente que diariamente era asesinada. Por supuesto, diferentes personas todos los días. Sólo Segura creía que moría todos los días al despertarse y confirmar que seguía vivo. La noche, estaba seguro Segura, le recordaba su propia mirada.

La vida de la mayoría se había tornado del color del día. Y, lamentablemente, temían que el mañana sería del color de la noche. O, mejor dicho, sería un mañana sin color, en el cual hasta el gama del grana se hubiera agotado. Ese tono que le recodaba a Segura la cochinilla con que su abuela teñía su ropa cuando era niño.

“No se puede pensar sólo en seguridad”, declaró el Ministro a cargo de la seguridad. Los fondos destinados a cumplir con su misión los había trasladado a un oscuro programa manejado por una oscura mujer que ejercía el poder desde la oscuridad que le proporcionaba su papel de primera dama de la Nación. La esposa del Presidente. La Regente, la podría apodar la gente. Los dineros de los tributarios desaparecían por este medio popularmente llamado el agujero negro del Estado.

Segura aspiraba a otra vida. Recordaba que cuando inició su carrera ingenuamente creía que su trabajo iba a representar una diferencia positiva en su existencia y en la del resto. Vino a su memoria que el motivo primero por el cual pasó a formar parte de los cuerpos de seguridad fue la muerte inesperada de su padre a manos de un criminal. Su admirado padre que perdió la vida una oscura noche en un oscuro bus, después de un largo día de trabajo oscuro. Su cansancio terminó para siempre. Un viaje sin retorno al más allá.

Segura esperaba otra vida. Cuando las circunstancias le fueron adversas, tomó las decisiones equivocadas. No supo ser el héroe que soñaba ser. El mal ejemplo de sus superiores, violadores en lugar de servidores, le pudrió el alma. Las miserias del trabajo acabaron con sus ideales. Segura estaba seguro, no había seguridad. Sólo oscuridad.

Continuará…

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 31 de enero de 2011. La imagen la bajé de la Internet.

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1.24.2011

La hipótesis: el legado




“La Hipótesis” es un artículo que publiqué el 17 de mayo de 2010 en Siglo Veintiuno, ¿se irá a convertir en un escrito de culto? Al menos lo es ya para los fiscales de la CICIG que lo presentan como la primera prueba en la nueva trama ideada por los mencionados para entretener al público guatemalteco. Por cierto, la segunda evidencia, según ellos, de que existe una “campaña de desprestigio” en contra de Carlos Castresana, la CICIG, la juez Verónica Galicia, el Ministerio Público y el colaborador eficaz Jesús Manuel Cardona, es también otra columna mía, “OK”, publicada en el mismo matutino el lunes 14 de junio de 2010.

En fin, a continuación reproduzco parte del peligroso cuestionamiento según el cual “pretendo botar cualquier argumento de la CICIG”, en palabras de Carlos Enrique Morales Monzón, empleado del actual gobierno: “Decidí no… llamar ‘verdad interina’ a la hipótesis que presentó [Carlos Castresana] en el caso del asesinato de Rodrigo Rosenberg… [que] además de ser una aberración lógica, se presta a muchas confusiones. Hipótesis, según el DRAE… significa: ‘Suposición de algo posible o imposible para sacar de ello una consecuencia’…

El asesinato de Rosenberg, íntimamente relacionado con los asesinatos de Khalil y Marjorie Musa, no está resuelto… la evidencia presentada por Castresana (tanto la testimonial como la circunstancial) es insuficiente para sostener el escenario planteado por los investigadores de la CICIG.

Un escenario aparentemente montado a conveniencia de los acusados por Rosenberg en su célebre vídeo póstumo… hoy los personajes más poderosos de nuestro país… el Presidente de la República… su esposa y sus más cercanos colaboradores, financistas y socios políticos.

El miércoles 20 de enero de 2010, en el diario elPeriódico, Luis Ángel Sas publicó… la siguiente información: ‘El Inacif realizó un análisis lingüístico de dicho video a través del cual un experto evaluó además del mensaje, las entonaciones de palabras precisas, los gestos, y el entorno… El lingüista concluyó que el mensaje de Rosenberg es coherente, que fue previamente elaborado, y que la víctima sabía el camino a seguir para transmitir su discurso. Según el lingüista, la víctima sabe de lo que habla, está convencido de lo que dice… Una de las conclusiones del experto es que no encontró ningún gesto que contradijera lo que hablaba Rosenberg’.

¿Es este el perfil de un chiflado? Usted, si vio y escuchó el vídeo, ¿cree que el abogado asesinado, principal acusado de su propia muerte, estaba desquiciado? ¿Qué piensa de las acusaciones que contiene? ¿Por qué la CICIG… ha ignorado las denuncias de Rosenberg?

Con las evidencias recabadas… rescatables (porque hay muchas que se deben descartar y otras cuestionar, comenzando con el testimonio de Manuel de Jesús Cardona) se pueden construir otros escenarios más creíbles. Ojalá los responsables de hacer justicia en Guatemala tomen esta verdad, que no es ‘interina’, en cuenta”.

Y la historia continúa…


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 24 de enero de 2011. La imagen la bajé de Internet.

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1.17.2011

Trigedia



Guatemala, viernes 14 de enero de 2011. Se cumplen tres años del gobierno encabezado en el poder Ejecutivo por Álvaro Colom. Ese poder que debe limitarse para que no sigan usándolo para violar los derechos individuales de los soberanos: los ciudadanos. Los tributarios. Esa frontera que sólo puede ser limitada desde el Congreso de la que aún no es una República: Guatemala.

Después de tres años del actual gobierno, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos, que los resultados del trabajo de los mencionados en el primer párrafo han sido trágicos para toda la población honrada y respetuosa de nuestro país. Las estadísticas hablan por sí mismas. Según una nota del diario Siglo Veintiuno del pasado jueves 13 de enero del presente año, las víctimas de la criminalidad han aumentado en un 25 por ciento en los dos últimos. ¡En sólo dos años!

La más reciente encuesta ciudadana del matutino Prensa Libre confirma lo que muchos intuíamos: que una inmensa mayoría de personas (alrededor del 71 por ciento) desconfía de los partidos políticos. Una forma eufemística de decir que los habitantes de Guatemala desconfían de los políticos, que más bien deberíamos llamar politiqueros. Se lo merecen: eso y mucho más. Se lo han ganado a base de mentiras descaradas, robos disfrazados de acciones solidarias y una crasa ignorancia de cuáles son sus funciones primordiales.

La misma medición mencionada con anterioridad refleja que alrededor del 78 por ciento de la gente está preocupada por su seguridad. Nosotros sí tenemos claras cuales deben ser la prioridades de los gobernantes. Y sobran los sondeos que muestran que casi todos sabemos que no existe justicia en nuestro terruño. Está a la venta y la compra el mejor postor. Y ahora sobran antisociales bañados en dinero: desde narcotraficantes, pasando por secuestradores y terminando con politiqueros que ejercen el poder y se enriquecieron cuando ocuparon un cargo público. Al fin, podemos resumir que todos son lobos de la misma loma y se tapan con la misma chamarra. ¡Ah! Y se alimentan de los mismos borregos. Omito nombrar a estos últimos.

Y aún no menciono el casi inexistente capital (que en lugar de venir se va), necesario para transformar recursos en riqueza. Ausencia debida a la expoliación, el ataque constante al agonizante derecho a la propiedad privada y la falta de respeto al debido proceso y a las normas. Además de la reciente pérdida de miles de empleos que dejaron de ser productivos por la decisión populista del presidente (con minúscula) Colom de aumentar el salario mínimo sin ninguna base y un total desconocimiento de cómo mejoran los ingresos REALES de las personas en el largo plazo. Total, el panorama descrito es consecuencia de un sistema de incentivos perversos que prevalece en Guatemala desde hace 65 años: el Estado Benefactor/mercantilista. Es hora de cambiarlo por un verdadero Estado de Derecho. Es hora de fundar la República de Guatemala.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 17 de enero de 2011. La imagen la bajé de la Internet.

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1.10.2011

2011



Ya llevo un par de años de titular mi primera columna del recién iniciado período de 365 días con el número que lo identifica. Este año cambié una variable de esa aún frágil tradición, porque hace una semana publiqué un intento de cuento breve, tal y como le comenté a los editores de las páginas de opinión de Siglo Veintiuno. Circunstancia que tuve que aclararle a mi misma madre, quien creyó que era yo la protagonista de la historia. Al fin, lo que relaté pudo no haberle sucedido a nadie. O puede que a muchos. Nunca lo sabré. Era una ficción.


No obstante, el hecho de que no haya sido mi primer artículo del presente ciclo el titulado con el número de año correspondiente, no quiere decir que terminé con la que deseo se convierta en una costumbre. Una costumbre no sólo mía, sino de muchos columnistas más, por lo que pude ver en los primeros días de este 2011. Y como, al menos que yo sepa, no existe ninguna persona propietaria del mencionado dígito, continúo con mi plan original.

El dejar que pasara casi una semana del presente período (escribo el día después de la frustrada visita de Los Reyes Magos a mi asteroide), me permite confirmar una hipótesis mía planteada a finales de 2010. Esa hipótesis es que éste será el año más intenso y riesgoso, políticamente hablando, del tiempo que tengo de existir. De mi vida adulta. Los demonios, todos los males, escaparon del ánfora de Pandora y están dispuestos a hacer lo que sea necesario para llegar al ejercicio del poder. O, mantenerse en este. Nosotros hoy podemos lograr lo que no alcanzaron los griegos originales: dejar que también se libere la esperanza.

Lo anterior lo escribo en un día precioso, esplendoroso, con un sol alumbrando sin interrupción en un cielo azul celeste encantador. ¡Quién podría pensar que vivimos en medio de una imparable vorágine, en medio de una creciente incertidumbre! ¡Quién podría creer que el año prácticamente comenzó con un ataque terrorista! En la primaveral tierra del quetzal… en constante devaluación. Sin embargo, escribo a partir de una profunda y sólida convicción de que este también puede ser el año que finalmente cambiemos lo que hay que cambiar: el sistema y no sólo quiénes gobiernan. Mi compromiso será entero con este sólo objetivo.

Nota aclaratoria: la visita de los Reyes Magos fue frustrada, digo, porque no me dejaron nada. Por tanto, es plausible lo expresado por Estuardo Zapeta en Twitter: que Melchor, Gaspar y Baltasar fueron apresados en Venezuela por orden de Hugo Chávez, acusados de ser espías del imperio yanqui. Espero que Arturo Valenzuela, subsecretario adjunto para América Latina de EE.UU., se pronuncie al respecto como lo hizo en el caso de la “medida antidemocrática” de la anterior Asamblea Legislativa de Venezuela que otorgó poderes dictatoriales al sujeto que gobierna el mencionado país. ¿Hará algo, ante semejantes acusaciones, el Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza? Otro misterio de la burocracia estatal supranacional.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 10 de enero de 2011. La imagen la bajé de Internet.

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1.03.2011

AA de XX



Angustia anual. Mi angustia anual. Pero este año será diferente. Hoy sí lo logro. Venceré.


Lunes 3 de enero de 2011. 4:40 de la mañana. Primer día hábil del primer año de la segunda década del siglo veintiuno. ¿O del segundo año? ¿Cuál fue la conclusión de esa discusión que se tuvo a finales de 1999 sobre cuándo cambiamos de milenio y, por tanto, de siglo? Si no me equivoco, la discusión la ganó el año 2001 y la perdió 2000. Ok, eso no importa ahora, en estos momentos en los que voy tomar una decisión crucial: ¿me levanto o no?

Total, independientemente de la década, hoy empieza el año. Punto. Y para comenzar con buen pie, los expertos (mi papás, mis amigos, el amor de mi vida…) recomiendan que me fije ciertos objetivos. Uno de los míos, el más recomendado por los míos, es que me levante temprano para hacer ejercicio antes de irme a la office. ¡Pinche despertador hijo de p…! Ups, perdón. ¡Madres! Olvidé otra de mis resoluciones: no decir malas palabras. Aunque escuché decir en la radio que no existen ni buenas ni malas palabras. Simplemente son expresiones vulgares, soeces, viles. Que suelen ser ofensivas, pero no malas. En fin, como sea, da igual, procuraré usarlas menos. ¡Uf! Yo puedo, yo puedo, yo puedo… Respira profundo, exhala y ¡levantáte! como si fueras Lázaro. Bueno, aún no estás bajo cero como el mentado, pero si el muertito se levantó, ¿por qué tu no?

¡El que sí está frío es el condenado tiempo! ¿O el clima? ¿O la temperatura? Serás babas. ¿Será que salgo a correr? ¿Será seguro? Seguro es que voy a encontrar a muchos más corriendo. ¿Acaso no es el primer día del año, pues? ¿Cuántos como yo quieren perder peso? ¿Vivir una vida más sana? ¿Cuidar su corazón? Todos. ¡Otra vez esa alarma cab…! Calculadora de los minutos que pasan. ¿Qué hora es? 4:50 a.m. ¿Apenas han pasado 10 minutos? ¡Eternos! Basta de estar echando la hue… quiero decir, la pereza, y parate o no te va a dar chance de hacer ejercicio, bañarte, desayunar y llegar al trabajo puntual. ¡Otra de tus metas! ¿O no?

Que estrés. ¡Qué cansancio me dejó el descanso! ¡Qué alegre el purrún de año nuevo! ¡Ah! Lástima que terminó… si vos, pariente de Porky te van a creer si no salís a correr. Dicen que ejercitarse todos los días da más energía. Así que, otra razón para levantarte huev… este, digo, ¡Qué bien! Ya vas, arriba, movete, tu podés. Mente positiva. Querer es poder. Sos lo máximo. Sí se puede, sí se puede, sí se puede. Un pestañazo nomás y me levanto. Lo prometo. Me lo prometo…

¿Qué hora es? ¡6:30 a.m.! Cochinada de aparato. ¡Voy a llegar tarde! ¿Qué como? ¡No hice el súper! ¿Qué me pongo? Shit. Voy a cambiar de despertador. Esa será mi meta de hoy que sí voy a cumplir. ¡Eso es! El problema es este viejo trasto, no sirve. Mañana sí cumplo con lo prometido. En fin, como dicen los alcohólicos anónimos, día a día se logra el objetivo. Hora a hora. O mejor, minuto a minuto. Mañana sí los venzo. Me refiero a los minutos. Segurito, sin falta.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 3 de enero de 2011. La imagen la bajé de Internet.

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