Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

10.29.2006

Sólo fe

Escribir sobre la liquidación del Banco del Café es redundar sobre un asunto manipulado, quemado y tergiversado. Así que, en lugar de quedarme en las ramas y comentar los efectos de la intervención, prefiero profundizar en la raíz de los problemas que enfrentamos en esa esfera pública que compartimos sin ni siquiera conocernos en la infinidad de casos.

En varias ocasiones y de diversas maneras, les he planteado, buscando sustentar ese planteamiento con evidencias y argumentos, que el origen del fracaso de las naciones llamadas “subdesarrolladas”, es la descabellada idea de los políticos del siglo pasado de adoptar el experimento de moda propuesto por los “ingenieros sociales” de esa época: el Estado Benefactor. Más allá de su sugerente nombre, la propuesta terminó en un desastre para la mayoría de personas sujetas a ese régimen.

Lo que a unos cuantos les cuesta entender en lo que respecta a los resultados de la aplicación del “Welfare State”, es que en los países considerados del “primer mundo” que lo impusieron, aparentemente y en el corto plazo, creó una especie de “ilusión” que les hizo creer que mantendrían los beneficios prometidos. Y por un período tuvieron suerte de que el resto de sociedades, en especial las más pobres, también siguieran esa “tercera vía”, lo que les permitió, por un tiempo, aguantar la enorme carga que representa la inmensa burocracia propia de esa forma de gobierno.

Pero, en el momento en el cual algunas naciones empezaron a abandonar ese esquema de supuesto bienestar, la situación se les complicó hasta a los más ricos. Razón por la cual hoy casi todos están batallando por abandonarlo porque ya no pueden competir con otros países y sus medidas liberalizadoras. Se alejan del Estado Benefactor y se acercan al Estado de Derecho.

Ese Estado Benefactor, que también es conocido como Estado de Bienestar, simplemente debió llamarse Estado Interventor: porque interviene las vidas de los otros e impone las decisiones, elecciones y valoraciones de unos cuantos a los demás miembros de la sociedad. La excusa no podía ser más tentadora: apoyar a los más pobres y comprometer al ficticio Estado a velar por ellos. Supieron mercadearse.

Sin embargo, lo que ha cosechado tal absurdo es lo contrario a lo esperado: miseria, aumento en la criminalidad (por el sistema de incentivos perversos y la dispersión de los gobernantes) y abusos de poder, entre otras cosas. Sin olvidar a la principal víctima: la responsabilidad individual.

Cuando reflexiono sobre los motivos que llevaron a los gobernantes a casar ese Estado Benefactor con el mercantilismo heredado, llego a la conclusión de que, además de cierta arrogancia al pretender cambiar al ser humano, lo hicieron inspirados en una fe ciega a toda realidad y aprendizaje que muestran que las personas, cuando más han avanzado y progresado, es cuando más libres han sido y en paz han cooperando. Vaciaron la cuenta: fue sólo fe.


Articulo publicado en el diario guatemalteco "Siglo Veintiuno" el lunes 30 de octubre de 2006.

10.22.2006

Fiambre en octubre

Octubre nos da sorpresas, sorpresas nos da octubre.

Mientras Kim Jong Il, dictador de Corea del Norte, el “querido” líder de sus sometidos súbditos, amenazó con una guerra y anuncia más pruebas nucleares; el surcoreano, Ban Ki-moon, fue electo como Secretario General de la Organización de Naciones “desUnidas”. Ni lento ni perezoso, Kofi Annan empezó a preparar sus maletas antes de que le cuenten las costillas a él y a su “querido” hijo. Dan ganas de entonar aquella canción que va así: “¡Ay! amor ya no me quieras tanto”.

¿Por qué nos habrán metido los políticos en ese lío del Consejo de Seguridad de la ONU? La candidatura se presentó desde el año 2002, durante el gobierno de Alfonso Portillo, un “pollo” al cual muchos quisieran cocinar a fuego ardiente. ¿Será que con uno de esos tan en boga tratados “limitados” de comercio lo podremos importar sin pagar aranceles?

“Habemus” presidentes: Rubén Eliú Higueros fue confirmado en la Corte Suprema de “inJusticia” y Rubén Darío Morales en el “Congrueso” de la Res Pública. Rubenes, ¿nos llevaran como terneros al matadero? Que nadie se espante en el mes de los espantos, pues en Guatemala es igual de eterno que la primavera. Yo, mejor me encanto con el Azul del Darío decimonónico: “Mira en tus ojos, los míos”.

Por cierto, Morales comenzó su reinado con el manido sermón en contra de los privilegios, pero tan veloz como Annan pretende hacerse humo, aprobó de “emergencia nacional” reformar la Ley de Antejuicios, lo que va a dificultar aún más procesar a los diputados. Señores, señoras: quien nada debe, nada teme.

En fin, los políticos además de cubrirse con la misma manta, son pocas las ideas que tienen claras: rápido se acomodan al discurso que creen les va a ganar los votos que necesitan para llegar al poder. Y tarde o temprano, terminan haciendo lo mismo de siempre: interviniendo y manteniendo vivito y coleando el status quo: el Estado benefactor felizmente casado con el mercantilismo.

¿Quién va a pedir perdón a las víctimas o a los deudos de las personas asesinadas por el guerrillero Efraín Bámaca? ¿Jennifer Harbury o Frank La Rue? Cuidadito, cuidadito tributarios: está de moda demandar al ficticio Estado por cualquier cosa. Total, para los burócratas es fácil decir sí y darse de golpes en el pecho: sus errores, los pagamos nosotros. Luego, se llenan la boca diciendo que ansían acabar con la pobreza. Qué ironía.

La única forma de “eliminar” el hambre físico es creando riqueza. Y uno de los obstáculos para alcanzar esa noble y necesaria meta es otro tipo de hambre que no se puede “erradicar”: el hambre de poder. El ánimo de unos de imponer sus elecciones y valores al resto. Su deseo de controlar y ordenar la existencia de los demás y el constante irrespeto al proyecto de vida de cada quien, proyecto por definición individual. Ni modo, el hambre de poder sí aumenta y se sacia por estos paradójicos lares tropicales. “Sea por bien o sea por mal”.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno” el lunes 23 de octubre de 2006.

10.16.2006

Los “sabelatosos” de la res pública

¡Oh!, santa cachucha, ¿qué haríamos sin los autonombrados analistas, expertos, sabelotodos, arregla vidas, brujos de la miseria, adivinos del futuro oscuro de la humanidad deshumanizada? Nacionales, extranjeros e interplanetarios. FMI, BM, BID, oeneges…

Bendito Diosito que nos los mandó del cielito, ¿o del Infiernito? Ay Virgencita, ya me confundí con el bote de los malhechores. Perdón, las “víctimas de las estructuras opresoras” del Estado ¿interventor?

Qué bellos ellos, qué lindo hablan. Se nota su instrucción: nadie les entiende nada. ¿Acaso aclaran algo? Muy ilustrados son los licenciados. Deben ser “intelectualoides”. Me disculpo por el francés, pero así se escribe ¿o no? ¿Algún experto que me lo confirme?

En fin, lo importante es que saben mandarnos, entre otras cosas, qué hacer, qué soñar y qué desear para ser felices, porque nosotros, simples mortales, somos incapaces de tomar decisiones y asumir las consecuencias de nuestras acciones. ¿Moriremos siendo “infantes” adultos?

Sin embargo, permítanme sus mercedes el abuso de pensar un tantito, aunque sea un poquito, así “chiquitito”, como lo decimos, y a veces lo hacemos, los pobrecitos ciudadanitos de mi “Guatemalita”. Algo sé del alfabeto: a la hora del regateo no me miran la cara de babosa.

A pesar de mi conocimiento limitado, llama mi atención el que estas personas “especiales” ¿o espaciales? cuando se expresan, muestran que no han leído ni siquiera la Constitución (más larga, desarrollada y manoseada que la cuaresma), la que al parecer contiene las normas que rigen nuestra convivencia.

Ni siquiera saben los expertos en qué gastan el pisto los mandamases del gobierno, independientemente de la bandera política que éstos últimos ondeen: monocromática, bicolor o arco iris. Por ahí escuche que alguna información se encuentra en un tal Presupuesto General (cuádrense) de la Nación, en el cual los “tatascanes” plasman su carta a “Santa Clostribuyente”, a quien no le queda otra que satisfacer los deseos de estos dechados de defectos, de lo contrario lo mandan a Pavoncito junto con los arribistas de “arribita”.

“Doña Consti y don Presu” ¿o preso? son fáciles de conseguir, más para semejantes “infectados de influenza” política. Estos doctos (los legajos, no los expertos, y no los estoy insultando), confirman los entendidos, son las pruebas concluyentes de que en mi nacioncita vivimos dentro de un Estado benefactor/paternalista/mercantilista. Aunque aún no sé a quién benefician, el papá de quién son (ni quién es su mamacita para nombrarla de vez en cuando) y no frecuento a los mercachifles que privilegian.

Como diría “experTito” Puente: “Hay que trabajar o nunca en la vida progresaras”. Ya basta de flojeras señoras y señores “expertitos”, dejen de jugar con los legos (o vuelvan al “kinder”) y busquen un oficio productivo y no destructivo: no regresen a volar puentes. “Por eso te digo bandido, ponte a camellar”. Hay que laborar. Tarararará.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno” el lunes 16 de octubre de 2006.

10.08.2006

Diluvio interrumpido

En los albores del presente siglo, el mero “Mister” se conectó al “chat” y le dijo a Sié: “He decidido destruir el mundo. En siete meses lloverá durante cuarenta días y cuarenta noches, hasta que desaparezca la vida en la Tierra. Sin embargo, deseo salvar a algunos humanos, al igual que a dos criaturas de cada especie animal. Construye una barca y coordina el grupo. De lo contrario, aprende a nadar". En su alucine el “yesman” logró teclear de regreso: OK.

Una vez pasado el tiempo perentorio, el diluvio comenzó. El Señor se asomó y vio a Sié llorando desconsolado en su casa. “¿Dónde está el arca, Sié?" Preguntó furioso. “Perdóname, ¡oh Todopoderoso! Hasta pequé con tal de cumplir tus designios, pero me topé en el camino con obstáculos insalvables”.

“Primero, me quedé casi sin dinero al pagar los trámites y los impuestos exigidos para que dieran la licencia de construcción y autorizaran los planos. Después, me requirieron que instalara en la barca un sistema contra incendios, lo que arreglé “mordiendo” al inspector. Entretanto, los vecinos se quejaron de que estaba construyendo la barca en zona residencial, lo que me hizo perder varios meses en visitas inútiles a Tú Muni”.

“Luego, los burócratas de la SAT dispusieron que por tratarse de un proyecto trascendental, no podíamos registrarnos como una asociación no lucrativa, sino como grandes contribuyentes obligados a retener tributos a los animales, a los que debíamos cobrarles pasaje por el viaje, con todo e IVA e impuestos de salida de este planeta. Para colmo de penas, nos multaron y cobraron intereses atrasados por efectuar el trámite extemporáneamente”.

“El Inab no quería aprobar el corte de los árboles necesarios para fabricar la barca, hasta que con ellos, como con los otros, no tuvimos más remedio que aflojar el bolsillo: sacudir las pocas fichas que aún nos quedaban”.

“Mientras, nos cayeron los líderes sindicales, apoyados por autoridades del Ministerio de trabajo, los cuales nos amenazaron con cerrar nuestras operaciones si no obligábamos a nuestros empleados a afiliarse a su organización. No nos quedó otra más que pagar la cuota correspondiente”.

“Un día en el que trabajábamos arduamente para recuperar el tiempo perdido, llegó la policía acompañada de representantes de la DEA, y nos acusaron de esconder droga en la barca. Sin que nos permitieran decir una palabra o llamar a nuestro abogado, destruyeron la estructura del bote en busca de los estupefacientes. Ni disculpas nos dieron cuando no encontraron nada”.

De pronto, el cielo se despejó y salió el Sol. Un arco iris iluminó el horizonte. “Señor”, dijo Sié, “apenas empiezo a relatarte la historia, ¿quieres que continúe? ¿Vas a destruir la Tierra?” Desde arriba, una voz respondió “No, hijo mío, ya otros se ocupan en alcanzar ese objetivo”.

En fin, la anterior es una historia ancestral en su enésima versión actual: un plagio alterado de un libro adulterado.


Articulo publicado en el diario "Siglo Veintiuno", el lunes 9 de octubre de 2006.

10.02.2006

Granja del Pavor

Temor sintieron los encargados de vencer los muros del presidio que resguardaba a peligrosos criminales cuyas actuaciones habían intimidado a muchos inocentes.

Con espanto fueron parte de un fuego cruzado entre aquellos que cumplían condena y ellos, los condenados a acatar la orden de retomar lo que nunca debieron perder: el control del centro penitenciario donde se encontraban recluidos violadores de los derechos de otros. Pero una errónea interpretación de lo que es cumplir con un castigo, terminó convirtiendo el penal, para algunos cuantos, en un club de esparcimiento “todo incluido”, cortesía del tributario.

Indefensos, los ciudadanos eran testigo de cómo se multiplicaban exponencialmente los antisociales al ser destinados los aprendices de ladronzuelos al reino de Al Capone, quien, paradójicamente, sentenció: “Donde no se obedece la ley, la corrupción es la única norma. La corrupción está minando este país. La virtud, el honor y el derecho han desaparecido de nuestras vidas”.

Oscar Berger inicia su viaje al otro “Infiernito” al final de su mandato. Más vale tarde que nunca. Se hizo acompañar de Alejandro Giammattei, propiciador del viaje a la región abandonada. Imagino que la prisión está divida en nueve círculos, los cuales se van haciendo más pequeños, formando una especie de órbitas continuas hacia el corazón de la “Granja Modelo de Recreación Pavor”.

Conforme avanzan, se encuentran con personajes mitológicos, históricos y varios contemporáneos suyos que ejercieron su misma profesión: políticos. En el séptimo círculo se enfrentaron con los violentos.

Caronte se llevo a Luis Alfonso Zepeda y Jorge Estuardo Batres, junto con cinco miembros más del séquito del Terror, incluido el “Chiquitón” Mayorga, que había cambiado a su banda de secuestradores AR-15 por un arma AK-47. No se llevaron al Hades ni la televisión ni el “jacuzzi” ni la casa canadiense. Al menos, eso reportan los testigos. Quién sabe si ya habían hecho un pacto con el diablo, que los esperaba con acomodaciones dignas de tales representantes suyos en la tierra. La mascota, el can Cerbero, se encuentra en poder de las autoridades; al igual que la pantera, la loba y el león.

Actores hipócritas que deberían formar parte del grupo recluido en la sexta fosa del octavo círculo del Pavor, pusieron el grito en el cielo ante la posibilidad de que se incomodara a los “ángeles caídos” en desgracia como consecuencia de las “estructuras injustas” del Estado benefactor colapsado: el sistema que acabó con la responsabilidad individual de muchos, empezando por los patrocinados de los falsos defensores.

En fin, antes de que me condenen al quinto círculo de los “libres pensadores”, afirmo que los habitantes de la Guate amenazada por algunos “malos” destinados eternamente a deambular en los “sacos” del octavo círculo de Dante, fueron observadores quánticos de una parte de su realidad que explica por qué estamos como estamos.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno, el lunes 2 de octubre de 2006.